"SIEMPRE QUE NECESITO UNA MANO, TÚ ME DAS TRES"
Por Clara Aracil, Carlos Pastor, Aitana Molina y Bárbara Carratalá. 1º de Bachillerato A
El objetivo de nuestro trabajo es hablar de Dios y dar a conocer el Evangelio a la gente de nuestra edad. Tras leer unas preciosas palabras del papa Francisco, se nos ocurrió una idea. El papa dice así: "me gusta ver la santidad en el pueblo de Dios paciente: a los padres que crean con tanto amor a sus hijos, en esos hombres y mujeres que trabajan para llevar el pan a su casa, en los enfermos, en las religiosas ancianas que siguen sonriendo. En esta constancia para seguir adelante día a día, veo la santidad de la Iglesia militante. Esa es muchas veces la santidad «de la puerta de al lado», de aquellos que viven cerca de nosotros". Así, comprendimos que la santidad de la vida corriente es la que hay que llevar a la práctica en cada lugar y con ello tratar de construir una sociedad mejor. Como consecuencia, cuando empezamos a hablar sobre cuál sería la idea perfecta para nuestro proyecto de Religión, se nos ocurrió una idea basada en la película Cadena de favores.
Lo más seguro es que os estéis
preguntando en qué consiste nuestra idea. Pues bien, en primer lugar, en ese momento,
pensamos que como Dios siempre está con nosotros tanto en los buenos ratos como en
los malos y siempre nos está ayudando en todo lo que le pedimos, nosotros
podríamos actuar de la misma manera, sin pensar tanto en nosotros mismos y
haciendo lo mismo que hace Dios por los demás. Por esta razón, nosotros
elegimos llamar a nuestra propuesta "Siempre que necesito una mano, Tú me das
tres".
Para poder llevarlo a cabo consideramos que lo mejor era disponer de una libreta que se iba pasando de mano en mano. En el momento en que la recibías, debías de escribir lo que es Dios para ti, y además, tenías que hacer un favor o algo bueno por alguien, sin esperar nada a cambio.
En cuanto a la libreta, creamos unas normas para conseguir un correcto funcionamiento. Por ejemplo:
1. Di lo que piensas realmente.
2. No tengas miedo al qué dirán.
3. Haz algo por los demás.
4. Da todo lo bueno que tengas de ti mismo.
5. Devuelve la libreta en el mismo estado en el que te la dieron.
A su vez, decidimos ponerlo en marcha entre nuestras familias con el objetivo de comprobar si nuestra idea tenía algún sentido. Evidentemente, sí que lo tenía, ya que además de reflexionar acerca de lo que significa Dios para nosotros, aprendimos a no pensar en cierta manera tanto en nosotros mismos.
Tras el éxito que tuvo, probamos esta iniciativa con el curso. Destacamos las iniciativas de algunos alumnos que, al recibir la libreta, ayudaban a otro compañero con distintas asignaturas como filosofía o informática, por poner algún ejemplo.
En conclusión, nosotros consideramos que por muy difícil que sea en algunas ocasiones, hemos de intentar no centrarnos únicamente en nuestros problemas y en nosotros mismos; ya que puede que, en algún lado, seguramente, más cerca de lo que piensas, hay alguien que necesite una mano; por lo tanto, ¿por qué no, nosotros somos ahora los que tendemos tres manos cuando nos piden una?.
¡Ánimo!
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